21.12.17

Zaragoza 2025 (16) - Reflexión como modelo de ciudad

Las ciudades como Zaragoza tienen delante un gran futuro a poco que sepan edificar sobre ellas las inevitables acciones del trabajo comunal. Hay tres vertientes imprescindibles en el futuro de las sociedades del siglo XXI.

 Tienes que ser sostenibles en el aspecto más amplio posible

 Tienes que integrar como elemento imprescindible a las personas, cohesionadas estas con su ciudad, en la que creen.

 Debemos avanzar hacia ciudades innovadoras e inteligentes, que sean más humanas en las relaciones de sus elementos urbanos con sus ciudadanos.

Ya no tiene sentido creer en ciudades de un tamaño excesivo, marcando el millón de habitantes como el número tope de sostenibilidad básica. A partir de esa cifra se pierde parte de la calidad de la ciudad hacia sus ciudadanos. La cifra óptima estaría entre los 300.000 y el millón de habitantes. Y hay que trabajar en ello, repartiendo los crecimientos con discriminaciones positivas y negativas.

Las ciudades siendo compactas, deben ser también ciudades abiertas a su entorno metropolitano, Deben articular el territorio de su alrededor como unos espacios añadidos para crear multifunciones compartidas, sin un excesivo uso de las distancias para mover a las personas.

La movilidad es un elemento que cada vez necesita más atención, de cara a la sostenibilidad económica, funcional, social, contaminante. Y nunca la movilidad debe ser un problema para las personas. Se debe cambiar el modelo de movilidad desde la necesidad del traslado de personas, dotando de servicios allá donde estén estas. Y volver a un modelo más natural, con microespacios completos de servicios y usos.

Las ciudades deben ser capaces de integrar todo sistema de procesos innovadores y con rapidez, para optimizar procesos y convertir la relación urbana en más humana, más inteligente, con menos consumo, con más colaboración entre las personas. El modelo de copia, de aprendizaje rápido de soluciones por simetría de ciudades, debe funcionar con lógica.

El funcionamiento de las ciudades y sus calidades de uso deben basarse en más procesos participativos reales. Y hay que entender lo que es la participación activa, que no consiste en un proceso de votar cuando quiera quien gobierna, sobre temas cerrados y pasivos. La participación debe ser un Foro Abierto, un contenedor de reflexiones constantes, pero no tanto una toma de decisiones de pequeño calado como de ser la puesta en común de las necesidades y las metas que se deben alcanzar. La responsabilidad de su toma y forma siempre debe ser del responsable político.

Julio Puente