19.9.16

Otro 19 de septiembre. Aragón sigue, Labordeta vive

Otra vez reviso cada segundo de aquella noche del 19 de septiembre de 2010 y otra vez vuelvo a vivirlos de forma intensa. Llamo Ángela diciéndome que Labordeta ya se había ido, tal y como habíamos quedado a partir de ahí me encargaba del protocolo. Guardo como un tesoro el recuerdo de esas horas de madrugada sola, en la sede de CHA para informar a nuestra gente y a los medios de comunicación lo que hacía días que estábamos esperando, el fallecimiento de José Antonio Labordeta .

Tocó dormir poco, tenía que organizarse lo necesario para que la gente pudiera despedirse de él. La reunión con los responsables de Las Cortes de Aragón, representando a la familia, ellos lo pusieron fácil, pero no lo era.

 Tenía que conseguir que el protocolo tuviera sentido…, para él, que no era nada protocolario.

 Tenía que conseguir que la familia estuviera lo más cómoda posible, en el acto más difícil para ellas.

 Tenía que conseguir que la despedida fuera algo que a él le hubiera gustado, de esas cosas que solía mirar con "media sonrisa de sorna".

Pensar en él sin él, rompiéndote por dentro a ratos, abrazando a las gentes de CHA y a la familia. Juana, siempre Juana, mantuvo la entereza y el buen criterio durante todo el tiempo, recuerdo cada conversación de esos días y cada abrazo.

Recibí una llamada el lunes a primera hora en la que la Asociación de Gaiteros de Aragón propuso una "cantada popular" para despedir a Labordeta esa tarde a las 8 en la Plaza de España de Zaragoza. Creía que sería mejor en la Aljafería…, y "puse de cabeza" a los servicios de protocolo y seguridad de las Cortes para lograrlo. A Juana la parecía bien.

Tenía que ser en las puertas del lugar que representa la voluntad política aragonesa…, carreras, llamadas, reuniones…, y fue posible. Esa noche se llenaron de voces los alrededores del Palacio, esa noche la Aljafería era el lugar donde queríamos decir hasta pronto al Aragonés más importante de los últimos cien años, adiós al zaragozano zaragocista, al poeta, al actor, al cantautor, al político, al amigo. Decir adiós a un “hombre sin más”

Todas y cada una de las personas que trabajaron esos días conmigo lo hicieron como si fuéramos una sola persona, haciendo fácil eso tan complicado de conseguir: Tener todo  organizado pero que no se note, estar allí de principio a fin, pero sin ser vistos.

Lo recuerdo en bucle constante, todo el tiempo seguido, desde la madrugada del sábado en la soledad de nuestra sede hasta el lunes por la noche cuando después de la ver como miles y miles de personas venían a despedirse de él, después de la cantada popular, después de que la familia, amigos, amigas y compañexs tuviéramos la posibilidad de despedirnos. También pienso en las "horas vacías" cuando ya se marchó todo el mundo y se quedaron conmigo Chesús Yuste y Juan Campos para acompañar al féretro hasta el coche, todo seguido. Sé que son 2 días porque veo alguna foto y llevaba ropa distinta.

A Juana no le gustan las coronas de flores, como concepto, no le gustan. Había cientos de ellas yo le iba contando, pero estaban todas juntas en el patio de entrada, me pidió que la acompañara a verlas, fue tal el impacto que quiso que las lleváramos a la tumba de Joaquín Costa en el zaragozano cementerio de Torrero. Así lo hicimos al día siguiente.
Hay momentos que me guardo como un tesoro de recuerdos. Luego llegaron los tiempos en los que te tienes que acostumbrar a vivir sin él, con su recuerdo permanente y su legado de dignidad, pero sin él, con sus canciones sonando en tu mente y en los labios, pero sin él…, Aragón sigue, Labordeta vive.

Josefina Musulén