20.8.16

No se trata de ganar elecciones, se trata de ganar sociedades

Mientras la mayoría de la sociedad aborrece de la política, de la de izquierdas claro —que hay que dejarlo sentado desde el principio para no confundirnos— algunos filósofos sociales o sociólogos a secas, ya nos avisan a toda la izquierda que hay que reivindicar la política de una vez por todas las que no lo hemos sabido hacer, o nos quedaremos sin nada. 

O la reivindicamos o nos la quitarán. Nosotros mismos con nuestras acciones. No se trata de ganar elecciones, se trata de ganar sociedades. ¿Lo estamos entendiendo? Tenemos que volver a empezar, no hemos avanzado nada, pues por cada paso que hemos dado, hemos ido rompiendo los platos o nos los han roto y no nos hemos querido dar cuenta.

La política no le conviene a la derecha y los sabemos todos. Incluidos ellos. Prefieren el mercado, el trabajo técnico, la gestión sin políticos y a lomos de lo que ellos llaman eficacia y poco gasto público. Y esto ha calado muy hondo entre la sociedad. Ahora mismo vosotros, los que leéis esto, estáis pensando que tienen razón, que es lo lógico. El marco mental les ha funcionado muy bien y hay que felicitarles por ello. Y es verdad que contra esa idea perfectamente lanzada y vendida, no hemos sabido anteponer o trasponer otra, que dijera lo contrario, que explicara al menos que hay otras formas posibles de ser y estar en las sociedades.

Y sin duda hay que decirle (decirnos) a la izquierda, que ella ya ha perdido el sentido, no sólo a la izquierda española sino también a la europea, que es en el único lugar del mundo mundial donde la hay. Esa izquierda que dicen funciona en algunos países de iberoamérica, o es una copia de la izquierda europea o es otra cosa bien distinta a la izquierda, pues los pocos intentos válidos se los han comido las fuerzas de los mercados. De momento las Terceras Vías, a la derecha o a la izquierda de la izquierda —queda guay esta frase— no han funcionado ni se las espera. Cuando las Terceras Vías se mueven hacia la derecha se convierten en mercantiles y liberales a secas. Y cuando se mueven a la izquierda se vuelven derechas sin que lo sepan ellos mismos. Derechas populistas como el Peronismo o la Falange, que a veces parecían izquierdas porque se apoyaban en los descamisados.

Retomo a la idea principal. Hay que hacer más política, es decir, reivindicar la importancia de la política, algo que nos parece imposible de lograr desde este desierto. ¿Quien tiene moral en estos tiempos para decir en público y con rasmia que la política es MUY necesaria? Pues nadie. Incluso los nuevos partidos de izquierdas dicen o decían —pero no sabemos si volverán a decir— que ya no existen izquierdas ni derechas, que ahora sólo hay arriba y abajo. Como en época de los griegos, los romanos o los egipcios. Es decir, nada nuevo para explicar y entender por la gente que pasea por la calle.

La sociedad cree que sobra la política por los enormes abusos que ha realizado la propia política. Y a la izquierda sólo se le ocurrió el bobo ejercicio para evitar la corrupción que rebajar sueldos a los políticos y entregar transparencia a tope. Parecíamos tontos, pero nos hemos mejorado a nosotros mismos en las torpezas infinitas. Los ricos, perdón, los de arriba, no necesitan cobrar sueldos por estar en la política. Ellos lo hacen gratis. ¿A que es mucho mejor? ¡Miau! mecachisla. Los de arriba tienen los mejores asesores del mercado impositivo. Tantos desde la empresa demandan sus labores, que estos mismos, los mejores, ya no pueden atender a más clientes y puedo dar fé. Les da igual la transparencia. A ellos se la suda. Pero a la izquierda no, que para eso nos entrenamos en aparecer como bobos, y vamos mostrando el ticket de la gomina, o los mil euros de nuestra cartilla de ahorros. Vamos desnudos por la política, creyendo que así se desnudarán todos. Ja.

Yo personalmente no me fiaría de un político adulto que con carrera universitaria tuviera tan solo mil euros ahorrados en su cartilla, fuera ideológicamente de donde fuera. Ya perdonareis. Igual es que soy muy de derechas y no lo sé.

Lo de publicar las declaraciones de bienes es de premio a la idiotez. En serio. Defender por mi parte que NO, parece un ejercicio a favor de la corrupción. je je. ¿Nos lo enseña el abogado, el odontólogo, nuestro jefe, el juez de Primera Instancia, el del Supremo, el Coronel, el cardenal? Pero el concejal sí, no vaya a llevarse la gomina a su casa. ¿Estamos tontos? Para defraudar hay muchas formas, y mostrar que tenemos un coche viejo a medias y 2.000 euros en Ibercaja no sirve más que para hacer reír.

Hay que hablar más de política, mucho más. De filosofía social sencilla, de sociología útil y de llevar por casa. Hay que explicar bien para qué sirven los políticos además de para trampear en plan obsceno y tonto. No debemos quedarnos con que en este país si se quiere tener una piscina como los emperadores romanos, hay que ser presentadora de televisión con derecho a que no la critiquen por nada. Y si llegamos a la conclusión de que efectivamente los políticos no servimos para nada, pues tranquilos, tampoco sucede algo tremendo; volvemos a una dictadura —militar, por supuesto— y a seguir llorando otros 40 años. Ellos evitan enseguida que los políticos se lleven la gomina a casa. Lo que no logran evitar es que se la lleven ellos mismos. pero al menos son profesionales de jugar a joder.
Julio M. Puente Mateo