16.6.16

Aragoneses de Asunción y Torrero: Arrúa y Violeta

Si para mi generación alguna época ha simbolizado el esplendor de la ciudad de Zaragoza, su orgullo industrial, son los años 70 hasta su final. Hasta la manifestación autonómica aragonesista de Gastón, Labordeta, Fernández Clemente. No solo de ellos: de un PSOE federalista que parece que en Aragón puede reverdecer, de un Ayuntamiento dirigido por Sáinz de Varanda y de un PAR del que ya nos gustaría disfrutar en este momento –véase Bolea pelinegro-. Gentes, en todo caso, al servicio de los ciudadanos.

23 de abril de 1978. Día de Aragón

Luego fue insuficiente. Luego se diluyó el PSA en el PSOE y aunque Marraco y Gómez de las Roces-Eiroa dirigieran Aragón, sus gobiernos fueron en la práctica intrascendentes aunque verdaderamente más aragonesistas, siquiera liderada la derecha aragonesa ¿regionalista? por asturianos.

Coincide, quizá no es casualidad, el declive de la política aragonesa, la conversión de una ciudad de artesanos industriales en una ciudad maquila logística –empleos peor pagados- con el hundimiento a los avernos del Real Zaragoza, liderado por una fundación heredera de los protagonistas conservadores de la manifa del 78. No les gusta molestar mucho en Madrid… No sea que…

El Zaragoza de aquél momento, yo tenía pocos años, nos hacía a todos sentir orgullo de Aragón. Como Labordeta. Estábamos a la par que Osasuna, equipo de mi familia. En euskera significa Salud, por si no os habéis parado a pensarlo.

Arrúa y Violeta, los genios líderes acogidos por Zaragoza. Torrero, república independiente. Simbiosis perfecta del cosmopolitismo de los 70 en nuestra ciudad.

Mi mito personal era Arrúa. Indómito. Buena persona y no. Buscavidas como mi padre y todos los que emigraron a Zaragoza de los pueblos, un poco nos representaba.

Como Zaragoza estuvo representada por él, por los médicos que venían a estudiar Medicina por su prestigio, por Barbas y Esnáider, un poco después por Acuña y Chilavert o Farid Mondragón en América. Además de por la Virgen del Pilar, claro está.

Esto es lo que hemos perdido. Aquello lo que no defendimos. Un aragonesismo liberal de derechas. Un aragonesismo reivindicativo de izquierdas. Que compensara nuestra poca población. Que luchara por nuestra efectiva condición de NACIONALIDAD HISTÓRICA.

Soy de donde nació Aragón. Eso lo siento y existe porque se percibe en Siresa, San Juan de la Peña, Jaca y Leyre por oposición. Mis dos familias en nada se parecen. Fueron 1.000 años de fronteras por algo. Por eso Sos, Berdún, Artieda, Mianos y Tiermas están arriba. Por eso las iglesias de Ejea, Uncastillo o las del Ribota son bastiones defensivos.

14/06 Luis Iribarren