8.2.16

Los títeres se merecen un respeto y no manipulaciones

Desde mi infancia y siglos atrás el espectáculo de los títeres de guante, de hilos o peana siempre han sido obras de teatro, generalmente dirigidas a un público infantil. 

Aplausos y risas, desarrollando su creatividad o imaginación y sentimientos, así como avivar en ellos capacidad de empatía y tolerancia en sus primeros pasos de formación.

Valores no compartidos en su totalidad por unos titiriteros en los pasados carnavales madrileños. Implicar en la educación y respeto a estos trabajadores, empresarios o políticos del futuro es irrelevante para estos, mejor trivializándolos al terrorismo, violar monjas o colgar a los jueces, ¿Nos estamos volviendo locos? ¡Hablamos de niños!

Pero ahí andamos, qué importa que lo sean, cada uno echa la suya aprovechando la actual revuelta situación política más allá de ver todos el fondo de la cuestión. Tampoco entro a valorar si jurídicamente ese hecho lleva castigo. No entiendo que no se posicionaran en contra desde el primer momento la alcaldesa de Madrid y  gran parte de su concejo incluida la concejala de Cultura, esta sin saber de qué iba la fiesta.  

Manifestaciones a favor y en contra, pero utilizadas por unos y otros a favor de intereses partidistas pierden representatividad. Políticos madrileños de Podemos —cómo no— llaman a la rebelión y en su discurso quitan hierro al tema, “eso no es apología de la violencia”. No le dan importancia, justificándose con el eslogan “la democracia siempre está en peligro, hay que defenderla” esa irresponsabilidad me causa perplejidad.  Personas que más allá de demagogias, muchos y muchas de ellos han nacido y vivido en libertad porque otros han luchado por conseguirla.  No es la mejor forma de defender la democracia. educando  desde el odio y la violencia. Si conseguimos hacer de ellos virtudes, tendremos un futuro mejor.

Daniel Gallardo Marin